sábado, 2 de mayo de 2009

ENTREVISTA. Rubén González

Cualquier cambio en el ordenamiento jurídico debe hacerse con la cabeza fría y serenidad» «La justicia funciona sólo por inercia y por el tesón de los profesionales que trabajan para ella día a día»

POR: ROMÁN GARCÍA ÁNGEL GONZÁLEZ.

El abogado Rubén González Sierra se está abriendo paso, poco a poco, en el camino de la abogacía. No trabaja en una rama específica del Derecho intentando, de esa forma, dar un servicio completo al cliente particular que acude buscando su ayuda y a quien busca su consejo dentro del servicio de asistencia gratuita del turno de oficio.

-¿Qué es lo que mueve a un joven a empezar la carrera de derecho?

-La inquietud y las ganas de buscar alternativas a los temas que te encuentras en tu vida diaria. Cuando eres joven, surgen esas necesidades de no dar nada por supuesto y de buscar la justicia a través del derecho que te empujan hacia estos estudios. Siempre me ha seducido situarme ante un juez y jugar a ser culpable e inocente, colocarme en todas estas situaciones. La verdad no es una, pueden ser varias, las cosas no son blancas ni negras, hay una amplia gama de grises y en ese ámbito es en el que se mueve el abogado.

-El ministro de Justicia habla de dar más importancia a los fiscales en la investigación de los casos. ¿Se debe dar este paso?

-La intervención de cada una de las partes que conforman el juego jurídico está bien delimitada ya por las leyes procesales en vigor. Cada uno tiene que tener su campo de trabajo. Dar protagonismo a una de las partes en defecto de otras no es para nada apropiado. Las competencias del ministerio fiscal ya están suficientemente fijadas en las leyes actuales, y atribuirles más competencias obedece al intento de ocultar otro tipo de problemas y carencias que no se resuelven de la noche a la mañana.

-¿Es duro con el delincuente el ordenamiento jurídico español?

-La justicia es dura porque todos podemos ser víctimas de la misma. Endurecer las penas es una labor que corresponde a nuestros legisladores. Los abogados, procuradores, jueces y fiscales únicamente se limitan a utilizar o interpretar la ley que se les impone. En todo caso, es preciso distinguir el tipo de delito; quizás algún tipo penal precisara un mayor endurecimiento, por ejemplo los delitos informáticos o los que atentan contra la seguridad en el trafico. Eso sí, cualquier endurecimiento del ordenamiento jurídico debe hacerse con la cabeza fría, sin dejarse llevar por apasionamientos o alarmismos sociales, y desde la serenidad. Las leyes las tenemos, pero precisamos de medios para que el engranaje judicial permita hacerlas mas eficaces. Porque una justicia lenta no es justicia.

-¿Qué le pasa a la justicia, que soporta tantas huelgas?

-La justicia no dispone de medios. El engranaje judicial funciona por inercia y por el esfuerzo personal de los que nos dedicamos a esto. En cualquier caso, Asturias tiene una de las administraciones más eficientes, pero no es sino el resultado del esfuerzo humano, del tesón y de la dedicación de jueces, fiscales , funcionarios, letrados, procuradores y de todos cuantos trabajamos en ella en el día a día. No es posible que un Juzgado esté tramitando un asunto sin saber que el juez de la puerta de al lado tiene un caso similar con el mismo acusado, o que los Juzgados no tengan posibilidad de intercambiar información con otras localidades. Justicia sigue siendo la hermana pobre. Las huelgas, por eso, obedecen a este malestar y a esa falta de entendimiento con la Administración, que hace oídos sordos y que, lamentablemente, de vez en cuando se lleva las manos a la cabeza.

-¿Y las reivindicaciones de los abogados cuáles son?

-Nosotros también hemos protestado durante este año en el que nos hemos puesto de huelga en varias ocasiones para reivindicar mejoras en el turno de oficio. Esas reivindicaciones aún continúan, aunque de otra manera. Hay que dignificar el turno y para ello eliminar las trabas burocráticas que hacen más difícil la atención al ciudadano. Cualquier protesta ha de hacerse desde el respeto mutuo, sin descalificaciones, entendiendo todas y cada una de las posturas. Reivindicamos cobertura sanitaria, mejora de las retribuciones, la eliminación de las trabas burocráticas y una más prontitud en los pagos de los devengos del turno.

-¿Tiene esperanza de lograr algo?

-Confío plenamente en que algo se consiga. Los grandes logros llevan su tiempo, pero con insistencia lo acabaremos consiguiendo, siempre dentro de la cordialidad y del diálogo entre todos los agentes sociales implicados en este problema.

-Se habla mucho del atasco judicial pero, ¿cuáles son las causas que lo han generado y lo mantienen?

-El atasco judicial llega de la mano de la falta de medios, pero también tiene un papel muy importante el proceso judicial, que en ocasiones es muy largo e implica muchísimo papeleo engorroso y dilata los plazos. También es cierto que la justicia, a día de hoy, se lleva gran parte de los aspectos de la vida, de modo que todo se está judicializando. Se hace un uso excesivo e innecesario de las demandas y de las denuncias. Recurrimos a los juzgados para todo, incluso para cosas que se podrían arreglar por medios extrajudiciales como el arbitraje de consumo o la mediación familiar.

-¿Cuál es la imagen actual que tiene del abogado la sociedad?

-Sin lugar a dudas, la profesión de abogado ya no tiene la misma valoración que tenía antes. Las razones no alcanzo a entenderlas. Es obvio que la imagen del abogado se ha deteriorado. «Ser abogado no es saber derecho, sino conocer la vida», como decían los teóricos. Hoy en día el abogado debe ser un obrero del derecho, por y para el cliente; el abogado es para el cliente y no al contrario, y debemos hacer un gran esfuerzo por acercarnos más a los ciudadanos que nos lo demandan. El oficio de abogado, además, no se aprende en las escuelas. El buen abogado se forja de una manera casi autodidacta a base del trabajo diario. No hay una escuela, por así decir, que enseñe a ser abogado ni a comportarse ante un tribunal. La Escuela de Práctica Jurídica ayuda pero, a mi juicio, se pierde mucho en la teoría y no ofrece excesivos ejemplos prácticos.

-¿Qué sintió cuando se puso por primera vez ante un tribunal?

-Respeto hacia mi profesión y admiración hacia las personas que concurrimos al mismo: jueces, fiscales y letrados. Además de consideración hacia mi cliente y hacia mi contrario, dado hay que cumplir objetivos y defender al cliente con todos los medios posibles sin que el enfrentamiento salga de la sala de vistas. No debe dejar de ser un pacto entre caballeros; jamás el victorioso recuerda su triunfo al derrotado.

-¿Se defiende igual al cliente de pago que al de oficio?

-En mi despacho, y seguramente en cualquier otro, se trata por igual a gente que viene con el dinero por delante que a aquellos que carecen de recursos económicos y se ven obligados a acudir al turno de oficio. Si queremos que el turno de oficio se dignifique, tenemos que empezar nosotros mismos por hacerlo.

Rubén González Sierra es abogado. Se licenció en Derecho y cuando acabó sus estudios no tenía excesivamente clara su vocación. A pesar de ello, la pasantía le hizo saborear las ventajas de su trabajo y se enamoró de la abogacía. Sus primeros pasos profesionales los dio en Avilés, en donde conoció los quehaceres diarios de un abogado. Tras cinco años de pasantía y con experiencia bajo el brazo, llegó a Gijón, en donde se estableció en su propio despacho, en el que trabaja a día de hoy.

Fuente:www.lne.es

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